Hoy la noticia es un producto escaso –cuando no inexistente– en muchos servicios informativos cargados de opiniones, puntos de vista, intereses y, en no pocos casos, de mala fe y de intenciones nunca transparentes.
Ninguna posición resulta reprochable siempre y cuando se ejerza con honestidad, con la mayor veracidad (entendiendo por ello la sujeción a la verdad de los hechos) y transparencia respecto de las intenciones de quien construye la información.
Mayor respeto merecen (por lo menos para quien esto escribe) aquellos que, a la luz del día, dejan en claro que su ejercicio periodístico se encolumna en determinada causa política, social o cultural de la que se sienten defensores o militantes.
VER MAS EN: http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-220547-2013-05-22.html
22/5/13
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